Una comedia romántica, que te llegará al corazón, una mujer que está cansada con el prototipo que la sociedad impone decide darle vuelta a todo y poner medio mundo al revés. Maite, una mujer morena, de curvas pronunciadas, un cabello muy lejos de ser lacio y sedoso, con un carácter algo peculiar, se encaminara en la búsqueda del amor de su vida , solo hasta que toca fondo se da cuenta que está más cerca de lo que se imagina.
Ler mais— ¡Es momento de un cambió! — se dijo Maite mientras se miraba en el espejo y comenzaba a cortar gran parte de su cabellera. Había comenzado un proceso de transición en la cual dejaría su cabello al natural, libre de químicos e insufribles horas poniéndose la secadora y la plancha. Esa mañana era el momento del gran corté, no quería quedar totalmente calva, como muchas mujeres hacían, decía que su rostro no lo luciría bien, así que solo dejo de ponerse cremas alisadoras por 6 meses y dejar que sus rizos volvieran a nacer, ya cuando vio que tenían un largo digerible para ella, cortó la parte que llevaba el químico.
Su melena que llegaba a la cintura se vio reducida en unos rizos muy ondulados que llegaban a tapar solo un poco de sus orejas, era un cambio drástico pero lo necesitaba. Con cada corte de su tijera lloraba, fue bastante triste ver años de tratamientos y sacrificios en el suelo, pero si deseaba ser ella misma, debía cortar con esto; se miró al espejo y no se reconoció al instante, era tan diferente, se sentía libre, pues el peso de su cabello era cosa del pasado, ahora solo quedaba darle tiempo a que creciera libremente.
— ¡Maite! ¿Dónde andas metida? — preguntaba su madre mientras la buscaba por toda la casa. El grito que pego la mujer al entrar al baño de la habitación de su hija fue descomunal, haciendo que el resto de la familia se alterará y saliera como una flecha disparada directamente en su dirección. Todos se quedaron asombrados ante el cambió, no sabían que decir, May que ya había asimilado un poco su nuevo look tampoco sabía que decir, solo los miro expectante.
— ¡Bravo! ¡Por fin alguien con huevos en esta casa! — Dijo su prima Coral mientras aplaudía y se dirigía a darle un abrazo. Su madre no tardó en reaccionar y fue de manera totalmente opuesta a su sobrina.
— ¿Y ahora quién te va a mirar con esas 3 greñas que te has dejado en esa cabeza? ¡Solo los hombres andan con el Cabello tan corto! ¿Maite porque te empecinas en volverme loca?
— decía mientras caminaba por la habitación, - te buscaré una cita con mi estilista, le pediré que te ponga las extensiones más naturales de la tienda, hoy es un día importante y debes estar perfecta! - seguía hablando la mujer cada vez más alterada. Sus hermanos no dijeron nada, solo decidieron huir al instante de revisar de que nadie estuviera herido o muerto, no eran buenos para escuchar discusiones, así que preferían estar lejos metidos en la consola de video.
— ¡Madre ya!, Es mi cabello y yo decido, no iré a ningún estilista, ¡O te aguantas mis tres pelos como tú dices o me voy! — dijo Maite mientras ponía una mano en su cintura y alzaba su barbilla solemnemente. Su madre la miró con cara de decepción y prefirió salir de la habitación.
— ¡Diré a los invitados de que estás indispuesta! — soltó mientras se iba. May no añadió más y Coral menos, ya sabían que tan dramática podría llegar a ser la matriarca de la familia, estaban acostumbrados a sus escenas de telenovelas, que claro está, había visto demasiadas.
— ¡Creo que esta salida la ha sacado de La tormenta! — Dijo su prima de manera sarcástica para relajar el ambiente. Algo que hizo soltarán carcajadas al instante, así estuvieron un largo rato, necesitaban calmar el ambiente. ¡Me gusta tu nuevo look, creó que lo necesitabas, antes te veías tan sosa!
— ¡Claro que lo necesitaba, desde ahora seré yo quien tome las decisiones sobre mi estilo! — dijo Maite sentándose en su cama ¡Aunque creo que a mamá le dará un soponcio si me vuelve a mirar desde ahora! Soltó mientras se reían aún más fuertes que la vez anterior.
— ¡Quiero ver eso! — dijo Coral. La noche llegó y con ella la esperada fiesta de compromiso de Maite, su madre no tuvo el valor de llamar a los invitados para cancelar, era muy tarde para eso, así que se aguantaría, en el transcurso de la tarde la mujer le había pasado miles de pelucas a May para que se pusiera en la noche, todas las rechazó, el que la quería la aceptaría o guardaría silencio, el humor de su madre iba de mal en peor pero ella la ignoró y se dirigió a ponerse guapa. Su prometido no la había visto aún y mucho menos sabía del gran corté, sería una sorpresa. Se sentía ansiosa, expectante a las reacciones.
Se miró al espejo, nunca se había sentido totalmente fabulosa, pero intentaba mantenerse en forma trabajando 4 horas diarias en el Gimnasio, era una morena con curvas que por más cardio hiciera se revelaban en desaparecer, le tocaba convivir con ellas, siempre fue consciente de que su rostro no era como las modelos de revistas, tenía labios gruesos y una nariz que distaba mucho de ser respingada, ojos saltones, algo que siempre le gustó fuero sus largas pestañas y sus cejas pobladas, pero de resto nada era lo suficientemente impresionante para ella.
Se había acostumbrado tanto a encajar en el prototipo que su madre le había impuesto, que se había olvidado de que era lo que en realidad le gustaba. Se puso el vestido rojo ceñido al cuerpo, de cuello bandeja y largo a la rodilla que había preparado con meses de anticipación a su boda, por primera vez se arregló rápido, pues sin un largo cabello que secar y planchar el camino había sido sencillo. Todos la observaron al entrar a la sala, quedando todo en silencio, su madre que ya llevaba 30 minutos recibiendo a los invitados no sabía dónde meterse, sus mejillas estaban Rojas de la vergüenza y miraba alteradamente a su nuero. Frank la miró con la boca abierta, estaba sorprendido y luego miro a sus padres que serán totalmente serios, no se movió a saludarla, había quedado paralizado.
— ¿Hola amor, no piensas saludarme? — dijo Maite mientras se acercaba y le tomaba de la mano, la cual él retiró al instante. Su gesto no pasó desapercibido para ella y bajo la mano, los padres del susodicho se presentaron por sí mismos, tendiendo la mano con cierta incomodidad, algo que tampoco paso por alto.
— ¡Vamos arriba, tenemos que hablar! — dijo Frank mientras la tomaba del brazo y la dirigía hacia el balcón del segundo piso. — ¿Maite, que rayos te está pasando? ¿Cómo se te ocurre hacer esto, me estás haciendo pasar vergüenza? — dijo Frank mientras sacudía las manos de manera desesperada. Maite quedó totalmente sorprendida, solo había cortado SU CABELLO, no había cometido un crimen.
— ¡Primero dejas el gimnasio, te vieron comiendo una tonelada de pasta con pan y para terminar te rapas el cabello, como si fueras un niño! — le espetó su futuro esposo. — ¡No estamos casados todavía y ya estás sorprendiéndome y créeme que no ha sido para bien!
— dijo él mientras se pasaba la mano por el cabello de manera desesperada Maite no sabía de qué manera reaccionar, sentía que su cabeza se ponía caliente y la respiración se le aceleraba un poco.
— ¡Te aguantas o te vas! — fue lo único que dijo.
— ¡Vamos a arreglar esto, tú mañana irás al estilista, te pondrás algunas extensiones o yo que sé y volverás al Gimnasio! — dijo Frank tomándola de las manos. ¡No Frank, ya te lo dije, o te aguantas o te vas!.
— Sabes, creó que por fin lo entiendo todo, ESTE MATRIMONIO SE CANCELA YA — dijo Maite con una Calma asombrosa, aunque por dentro sentía que se iba a derrumbar.
Nunca había sentido tanta molestia al ver a alguien, Frank no era de su agrado y esperaba verlo lejos pronto.— ¿Qué haces aquí? — le pregunto inmediatamente.— He venido por ti Maite, nunca pensé que esto se demoraría tanto tiempo y tendría que venir por ti en una boda que no tiene sentido —le contesto completamente seguro de lo que decía, estaba tan acostumbrado a que ella siempre volvía, que pensó que quizás el tiempo le haría reflexionar.— ¿Perdón? — le pregunto incrédula de lo que estaba pasando, habían dejado de hablar aproximadamente dos años, nunca se llamaron, inclusive le había visto en una revista de jetset con la chica que siempre le había celado, era algo irrisorio ver que podía volver a lo de antes como si nada hubiese pasado.— ¿Qué pasa Maite? — pregunto su madre con una sonrisa maliciosa.La miro molesta, enojada por lo que estaba pasando, sus amigas estaban igual de sorprendidas.— Tía, creo que esto no es correcto esto, piensa bien lo que dices — dijo Coral acercá
— ¡Me dijiste que la tendrías aquí ya! — Dijo el hombre al teléfono con evidente molestia, habían pasado veinte días en los que habían planeado todo, era algo que no debía salir mal, no iba a pasar, eran muchos meses y dinero invertido.— Lo sé, ya sé que crees que no pasara, mañana será el día en el que podrás tener todo lo que has deseado por tanto tiempo — contesto al otro lado de la bocina.— Mañana será un día bastante bueno para todos, ¿Estas segura de que quieres a tu madre en esto? — pregunto Coral a su prima, Maite estaba clara en que la única manera de sanar todo aquello que había pasado entre ellas era arreglando la situación.— No sé si es buena idea, pero creo que es necesario — dijo con seriedad, sentía bastante nerviosismo de lo que estaba a punto de ocurrir, claro que nunca cambiaría el estar al lado de Kill, él era el hombre para ella y no pensaría en nadie más que él. La conversación queda ahí, pues fue interrumpida por una Yayis bastante animada, era la despedida i
Mikelia Mcklain, desde muy pequeña había tenido el privilegio del dinero a su disposición, los lujos, el poder y todo lo que cualquier persona deseara, pero hacía falta en su vida su familia. Su hermano había hecho lo posible por salvarla, pero en su rebeldía las decisiones la llevaron a situaciones que hasta ahora no la enorgullecían, después de muchos años de sufrimiento y dolor quería dejarles en paz, sus hijos necesitaban estabilidad, pero un nuevo lio la tenía obligada a volver, sentía vergüenza en cierta manera, pero era egoísta y prefería incomodar que verse en una situación aún más complicada, sabía que bajo el seno de la familia nada le pasaría.— ¿Te encuentras bien? — le pregunto Maite cuando la encontró en el jardín, se veía pensativa, como si algo le carcomiera la mente, su expresión denotaba que algo muy serio era. — Guárdate tu gentileza de mierda, escuche lo que decías ayer, tú no eres nadie para decirle eso a mi hermano — le respondió sin siquiera mirarla. — No soy
— Mucho gusto mi nombre es Mikelia Mcklain, un gusto conocerte cuñadita — dijo la joven que evidentemente estaba totalmente maltratada y algo cansada.— ¿Qué haces aquí y donde haz estado? — pregunto Kill cada vez más enfadado.— Creo que no es momento de pelear, Isobella deberías descansar y dormir un poco, creo que lo estas necesitando y después arreglan sus diferencias — intervino Maite, tratando de mediar entre ellos. — ¡Tú no te metas en esto Maite, te lo prohíbo! — grito Kill con gran irritación. — ¡Y tú a mí no me gritas¡ !me meto donde me da la gana y más cuando veo a alguien que necesita ayuda¡ — respondió ella poniéndose frente a él con toda la dignidad posible, odiaba que la gritaran y como siempre no dejara pasar el tema.— Creo que Maite tiene razón, Isobella ve a cambiarte y descansar, mañana hablaran con más calma — dijo Dhur que había estado en silencio ante lo que pasaba, estaba acostumbrado a eso, a que su familia explotara cada cierto tiempo. Ante esto, la aludi
— ¿Tu haciendo ejercicio tan temprano en la mañana? — pregunta Yayis al ver a Maite sudando como arroz mientras hacía unas cuantas abdominales.— Tengo que distraer mi mente o explotare, el muy condenado me negó el sexo hasta que sea su esposa, es que esto es mucho, le ha mirado el culo que se carga, es súper tonificado y ese six-pack de ataque que en cualquier momento me hará dar un infarto, debo quemar mis energías y así dejare de pensar tanto — respondió centrándose en hacer bien sus abdominales.Hubo un tiempo donde todo era ejercicio y dieta, pero con el tiempo dejo su trauma y se centró en conocerse y quererse más.— ¿Que te casas, me dices? ¡Madre mía, que tú con una más me vais a matar! — dijo con sorpresa.— Sii , me caso con ese buenorro papacito, anoche me lo propuso, mira, este es el anillo con la que sello la propuesta — respondió extendiendo la mano con una sonrisa de oreja a oreja, nunca había estado tan feliz como en ese momento.— Es hermoso, me encanta la delicadez
Sabes que te quiero Maite y esta vez no te dejaré ir, así vuelvas mi mundo patas arriba, decide de una vez si quieres seguir conmigo o no - dijo con seguridad.— Bueno, sí, a eso he venido yo a este lugar, a recuperarte — respondió con una sonrisa sincera y añadió. — También te quiero, no lo olvides nunca — contesto.Kill se acercó a ella con rapidez y la beso con mucha dedicación, la quería y mucho no encontraría una mujer como ella en esta vida y no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerla.— Hoy quiero invitarte a cenar para comunicarte algo más — con un beso dulce en los labios la dejo allí.La charla fue corta, era Killiom, un hombre de pocas palabras que hizo el esfuerzo de demostrar un poco de calidez y eso le agradaba, ella lo cambiaría, de eso estaba segura, necesitaba ponerle sazón a su corazón, pensó en ello un raro y sonrió como una niña pequeña, era un día estupendo y sería mejor.De levantó de su cama y dándose un baño en el cual disfruto del agua por unas horas,
Último capítulo