Tras enviar el mensaje, intenté descansar, pero recibí una llamada de Octavio.
—Elena, deja el drama. Sé que no quieres vivir con Dolores y Esteban. Te prometo que, después de que el niño se mejore, se irán. Perdón por enfadarme... Pero Esteban todavía es un niño. No puedes hacerle daño alguno, ¿de acuerdo? Recién he vuelto de una misión, estoy cansado. Basta de caprichos, por favor.
—Nunca fui caprichosa ni juego con separaciones. Acabemos de una vez por todas. En serio.
Me dolía mucho. No quería pelear con Octavio ni saber qué quería decir. Corté la llamada y silencié el celular. Cerré los ojos.
Punto de Vista de Octavio
Al cortarme Elena, un pánico extraño me ahogó. Como si hubiera perdido algo vital.
Después de varias llamadas sin obtener respuesta, contacté a Carlos, mi compañero de la manada.
—Ve a mi casa. Elena está de mal humor. Estará herida. Llévale algunas medicinas. Dile que vuelvo pronto. Y que me llame.
Dos horas más tarde, Esteban salía de enfermería. Mi teléfono s