Olivia
Todo esto estaba firmemente calculado, ellos sabían que vendría yo al evento, eso quiere decir que hay un infiltrado en mi organización, y los días de vida los tiene contado.
Los dos hombres del ruso que quedaron cantaron como pajaritos, dejando en la calle a su maldito jefe y a la Bratva, su poca lealtad entre ellos da mucho de que hablar.
Tenía una molestia y una preocupación alojada en mi pecho que me hacía procesar las cosas lentamente, primero mi pelea con Enzo, luego esta maldita trampa y después lo de Alexa. Y como si fuera poco, no sabía nada de mi marido.
Ahora lo necesitaba más que a nadie y no lo tenía respaldandome.
—Salvatore —lo llamé y él se acercó a mi para atender a mi llamado.
Él suspiró y me miró fijo a los ojos. —Sé que me vas a preguntar por el capo, pero no sabemos nada de él. Es mejor llegar a la fortaleza y asegurarnos de que este ahí.
Respiré entrecortadamente y solo asentí para evitar derrumbarme ahí.
Luego de hacer una carnicería en la habitación par