Olivia
Corrí a mi habitación como pude, solo quería llegar y desmayarme, no quería saber nada de nadie.
Estaba decepcionada y cansada de toda esta mierda y si no me mantenía cuerda esto iba a poder conmigo.
Apenas llegue, cerré con seguro la puerta principal y tropezándome con todo llegué a la sala que tenía en el ala. Me senté en el sofá y solté a llorar desconsoladamente mientras quitaba mis tacones y los tiraba sin cuidado por ahí.
Sentía un dolor muy agudo en el pecho y no se trataba tanto de conseguirlo con esa mugrosa sirvienta, se trataba de lo que me pasó en Roma a manos del ruso, fui cruelmente engañada y usada a su conveniencia.
Y de paso, hieren a mi guardaespaldas con una sustancia extraña y ni sabemos cómo le vaya a afectar esa herida y el veneno que tenía esa daga.
Matar a los hombres del hotel y acribillar a la mitad de los empleados por lo que me pasó no va a resolver nada, en lo único que me he convertido es en una asesina sin fronteras, sé que tengo que hacerme temer