Capítulo 23. Cuando la duda despierta
El viernes el teléfono móvil de Mauricio sonó a las 6:04 am. Mauricio despertó de golpe desorientado, él entraba a trabajar a las 9:00 am y anoche se durmió pasadas las 3:00 am. Adelantando trabajo y preparando argumentos para el juicio del divorcio de Catalina.
—Aló —dijo con voz pastosa sin ver siquiera quién lo llamaba.
— ¡Papá! “Sión” No olvides ir hoy al colegio, debes estar a las 7:00 en punto que vamos al campamento.
—Dios te bendiga hijo —respondió Mauricio poniéndose la almohada en la cara—. Espera… ¿Qué?
—Papá, ¿no me digas que lo olvidaste? —preguntó con voz triste.
Pues sí, lo había olvidado. Daniel se lo dijo hacía como un mes, pero cuando estuvo con Verónica en el restaurante, el director habló de la actividad familiar especial.
“Daniel baja a desayunar.”
“¿Dónde dejé mi teléfono?”
“Estaba justo aquí.”
“Los teléfonos no tienen patas, Verónica.”
Mauricio escuchó la voz de Verónica y su madre discutiendo a lo lejos. Obviamente Daniel tomó