Al abrir los ojos, un espantoso dolor de cabeza apareció. Me puse la almohada en la cara y me quedé así un par de minutos. Ayer había perdido la conciencia por completo. Tiré la almohada a un lado y me levanté de la cama como pude. Fui al baño y me lavé la cara con agua fría. Me miré al espejo y hice una mueca de disgusto; me veía realmente horrible.
La puerta de mi apartamento empezó a sonar, y de inmediato mi dolor de cabeza empeoró. Caminé hacia la puerta y la abrí. Era Debbie con una taza en la mano.
— Creo que lo necesitas — me dijo con una sonrisa.
Mi olfato despertó al oler el café recién hecho. Le quité la taza de las manos y bebí un sorbo.
— ¿A qué hora te fuiste? ¿Y cómo llegué a la cama? — le pregunté.
Ella entró a mi apartamento.
— Prácticamente te cargué. Podría haber abusado de ti, pero me contuve — bromeó.
Yo reí un poco.
— ¿Qué hora es? — le pregunté.
Ella miró su reloj y después a mí.
— Son las once. Creo que Jona va a golpear tu trasero — me dijo con una sonrisa.
Beb