En la Academia de Bellas Artes de Ciudad B.
El cielo del atardecer estaba cubierto de nubes doradas.
Dulcinea salió lentamente del campus, vestida con una blusa blanca y una falda, mostrando sus piernas largas y pálidas, llamativas sin que ella se diera cuenta.
Frente a la academia, había una parada de autobús.
Un autobús de la línea 2 se acercaba lentamente y Dulcinea dio un paso hacia él, preparándose para subir.
En ese momento, un Rolls Royce Phantom negro se detuvo delante, con la ventana parcialmente bajada, mostrando un rostro familiar y elegante… era Luis.
Dulcinea se quedó helada y retrocedió un paso.
El hombre se inclinó y abrió la puerta del coche, con sus ojos negros fijos en ella, su voz baja y ronca:
—¡Sube!
El autobús detrás tocaba la bocina.
Los compañeros alrededor también miraban.
Dulcinea mordió ligeramente su labio y se inclinó para entrar en el coche. Apenas se sentó, un brazo fuerte pasó por delante de ella, cerrando suavemente la puerta.
Luis llevaba solo una cami