Capítulo 320
En el camino de regreso, Mario se quitó su abrigo y envolvió a Ana con él.

Mientras la vestía, podía sentir incluso a través del grueso abrigo sus costillas, tan afiladas al tacto.

Ella estaba tan débil que no ofreció resistencia, simplemente se recostaba en el asiento del copiloto. El abrigo negro cubría la mitad de su rostro y el resto visible estaba demacrado, una vista impactante.

No había pronunciado nada en todo el trayecto, sólo miraba por la ventana del coche, observando cómo la luna creciente se ocultaba gradualmente detrás de las ramas de los árboles. Cuando las primeras luces aparecieron en el horizonte, ella habló suavemente: —Mario, feliz Año Nuevo.

Pero él no estaba feliz en absoluto, porque sabía que Ana le estaba diciendo adiós, que ese era su último año nuevo juntos. No estaba dispuesto ni quería dejarla ir, quería recuperarla.

Cuando el coche se detuvo en un cruce, reinó el silencio en su interior, sólo se escuchaba la débil respiración de Ana.

Con la voz ronca, Mar
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