169 Sin drama...
De vuelta a la tierra del Este, el chismorreo matutino llegó a sus oídos sin darle tiempo de negarse.
“—El nuevo enviado del Rey, el tal Absalón, se abalanzó con intenciones indecentes sobre la compañera del alfa”.
“—Es obsceno, pero debemos entender que en las tierras del norte, los mandatarios tienen esas prácticas indecorosas”.
Cassian resopló con fastidio. Estaba seguro de que Noah mandaría muy lejos a ese tipo o lo golpearía hasta desfigurarle el rostro.
Después de terminar sus pendientes y llenarse los oídos de basura —desde sutiles insinuaciones hasta suposiciones de que la compañera del alfa quizá dio pie a que el lobo extranjero malinterpretara las cosas—, él los calló con un simple:
—Si tanto les inquieta, yo mismo les daré su recado al alfa.
Los lobos palidecieron de inmediato y aseguraron que no era necesario.
Por la noche, al fin se encontró con Noah. Su rostro, casi siempre sereno al punto de parecer aburrido, se mostraba enfadado, con la vena del cuello marcada y las fo