Capítulo334
Cuando Diego y Marina llegaron a Pazola, lo primero que vieron fue a Renato, agotado por completo.

Al verlos, Renato los miró como si fueran sus salvadores.

—Jefe, te juro que después de esto, jamás quiero tener hijos cuando me case.

Diego se rascó la cabeza, algo incómodo.

Marina tosió con suavidad, sintiendo que todo esto tenía algo que ver con su hija.

Renato, con la mirada perdida y visiblemente cansado, parecía estar al borde de un colapso total. Había pasado toda la noche inventando historias para la niña, respondiendo sin fin a sus "¿por qué?", y la noche se le había convertido en un caos total.

Se apartó para dejarlos pasar.

Yulia estaba sentada en el sofá, entretenida viendo dibujos animados. Al ver a Marina, sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.

—¡Mamá! —gritó, emocionada saltando del sofá y corriendo hacia Marina como un proyectil.

Diego, preocupado de que la pequeña pudiera derribar a Marina, la levantó sin pensarlo.

Ambos se quedaron asombrados mirándose fijamente:
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