Fernando pensativo, comentó:
—Están en declive, seguro están buscando nuevas oportunidades. Pero la decisión de Daniela, esa sí que tiene carácter.
El Grupo Herrera ya no es tan fácil de manejar.
Yulia soltó una ligera sonrisa, sin decir ni una sola palabra más.
A la hora del almuerzo, Baltasar llamó a Yulia:
—Yulia, ¿almorzamos juntos?
Como las dos empresas no quedaban tan lejos, Yulia aceptó sin pensarlo demasiado. Pero antes de salir, decidió llamar a su papá.
Cuando Diego contestó, su voz sonaba alegre, como si estuviera sonriendo al hablar:
—Yulia, estoy bien.
Eso tranquilizó un poco a Yulia, y con una linda sonrisa, pudo irse a disfrutar del almuerzo sin preocupación alguna.
No solo Yulia pensaba en Diego. Iker, en su hora de almuerzo en el jardín de niños, también lo tenía en mente.
Hoy le tocaba un almuerzo súper nutritivo: muslo de pollo y huevo. Aprovechando que la maestra no lo veía, rápidamente metió el huevo en su mochila. ¡Lo iba a llevar a casa para dárselo a su papá! Po