Capítulo 641
Yulia se quedó callada. A su lado estaba Iker, sentado en silencio.

Iker, con su carita algo curiosa, también llevaba puesta una mascarilla. Los niños siempre tienen esa necesidad de saberlo todo. Quería probarse la mascarilla, y Marina, sin decirle nada, lo dejó hacer.

De repente, Iker sintió sed y, con su vocecita melodiosa, dijo:

—Diego, tengo sed.

Como Diego era el único que no llevaba mascarilla y estaba libre, al escuchar a su hijo pedir agua, gruñó con algo de molestia y no le prestó mucha atención.

No era su esposa quien pedía el favor, y además, ¡su hijo quería que él le sirviera! ¡Eso sí que era una verdadera locura!

Iker, frustrado, pensó que su papá no era nada considerado.

—Cuando seas viejo, yo tampoco te voy a cuidar, ¿eh?

Yulia, algo incómoda, se alejó discreta de su hermano, que siempre desafiaba la autoridad de papá.

Diego levantó a Iker y lo llevó al baño a lavarse la cara, diciéndole que fuera él mismo a servirse el agua.

—¡Papá! ¡Aún tengo la mascarilla!

—¡Papá, no
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