Capítulo 631
En ese preciso momento, la atmósfera en la mesa se tornó algo tensa.

Benito, aunque bajo y de apariencia inofensiva, no era tan fácil de intimidar. Su sonrisa permaneció intacta mientras se levantaba a servir el vino, tanto para él como para Daniela.

Este vino era fuerte, y con unas copas de más-, aquellos que no tenían mucha tolerancia al alcohol empezaban a sentirse al instante un poco mal.

Benito, con un tono bastante sincero, levantó su copa y dijo:

—Señora Daniela, permítame brindarle. Cometí un error al no saber elegir a las personas adecuadas, y terminé contratando a alguien como Adolfo para la empresa. Realmente fue mi culpa.

Tomó un par de tragos seguidos, dejando de esa manera que el vino fuera casi un alivio para él.

Daniela también se levantó, alzó enseguida su copa con una ligera sonrisa, aunque algo sombría.

—No se puede prever el futuro, señor Benito. Nadie pensó que Adolfo fuera en realidad tan torpe.

Dio un pequeño sorbo al vino, y el ardor le quemó demasiado la gargan
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