Capítulo 595
Rufino se levantó rápidamente y fue a abrir la puerta.

Diego, tomándole la mano a Marina, entró en la casa, seguido por Renato y los demás. La puerta se cerró detrás de ellos.

Marina caminaba con una mirada llena de ansiedad y absoluta esperanza.

Iván ya había ido a abrir la puerta del cuarto y, al ver a un niño pequeño jugando con los audífonos puestos, pensó la situación que sería fácil de manejar.

Rufino se dirigió directo hacia otra habitación. Diego empujó otra puerta.

Cuando vio a la niña, atada de manos y pies y con la boca sellada con cinta adhesiva, no pudo evitar que las lágrimas empezaran a brotar una tras de otra.

Marina, al verla, sintió que el corazón se le rompía en dos. Aunque su rostro estaba desfigurado por completo, aun así la reconoció.

Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro, y corrió apresurada hacia ella para desatarla.

Diego, viendo lo temblorosa que estaba Marina, tomó su mano con seguridad y, con un tono de voz preocupante, le dijo:

—Déjame hacerlo, yo
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