Capítulo 476
Margarita observó cómo Diego se alejaba, sintiendo aún cierta inquietud en el pecho. Esa mirada suya hace un momento... demasiado sombría, incluso un poco aterradora.

Cuando Verónica y las demás vieron que el jefe ya se había ido, se acercaron rápidamente a Margarita.

Verónica, con un aire burlón, le puso la mano en el hombro y soltó:

—¡Vaya, cómo nos lo tenías bien escondido!

Margarita, desconcertada, respondió con una mueca de sorpresa:

—¿Escondido qué o qué?

Verónica, relajada, se cruzó de brazos y, con tono cómplice, añadió:

—Digamos que nada. Señora jefa, si quieres mantenerlo en secreto, todo bien entonces yo me quedare callado.

Margarita casi se atraganta del coraje. Exhaló y, haciendo un esfuerzo por mantenerse tranquila, aclaró:

—¡Están equivocadas! No hay absolutamente nada entre el jefe y yo. ¡No se hagan ideas raras! Ni siquiera tengo pinta de señora rica, ¿ok?

Otra compañera, con un tono pícaro y malicioso, intervino:

—Pues mira, hace rato se les veía bien cerquita.

Y una
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