Capítulo 413
Después de que la echaran de la mansión Cabello, Mafalda salió hecha una fiera, soltando cantidad de maldiciones por donde pasaba:

—¡Marina, ojalá te atropellen y te mueras, desgraciada!

Había llegado a Estelaria segura de que iba a sacarle un buen dinero a Marina, pero todo lo que consiguió fue terrible humillación y rechazo.

Metió las manos en los bolsillos y, al darse cuenta de que apenas tenía unas cuantas monedas, soltó un gruñido. Ni siquiera le alcanzaba para regresar a casa. Resignada y triste, decidió tomar un autobús hacia la estación de tren.

El camión iba hasta el tope, todos apretados como graciosas sardinas. Mafalda apenas se sostenía del tubo, tambaleándose como loca cada vez que frenaban.

Cuando finalmente llegó a la estación, metió asustada la mano en el bolsillo para contar su dinero, pero de pronto se quedó pálida.

—¡No puede ser! —gritó, atrayendo las miradas de todos—. ¡¿Quién diablos me robó el dinero?! ¡Era lo único que tenía para regresar a casa!

Hambrienta, ag
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