No fue posible quedar embarazada tras una sola vez.
Al llegar a la oficina y finalizar la reunión, ya era casi de noche. Vine en el auto de Olaia.
Estaba a punto de tomar un taxi de regreso al hospital.
Olaia se ofreció a llevarme, y la miré de reojo, bromeando: —Te vi enviando mensajes a José durante la reunión. No quiero interrumpir su... progreso.
Olaia sonrió, radiante: —¿Ah, ahora también espías?
—Vaya, vi tu celular por accidente.
Sonreí, algo avergonzada.
Durante la reunión, ella estaba en la esquina inferior izquierda de la mesa, inclinada enviando mensajes, y desde mi posición lo veía todo con claridad.
En ese momento, recibió una llamada de Mateo.
—¿Terminaste la reunión?
Su voz perezosa llegó a través del celular, y no pude evitar sonreír:
—Sí, acabo de terminar. Voy al hospital a ver a mi abuela y luego a casa.
Después de varios tratamientos, la salud de mi abuela se estabilizó temporalmente, pero si seguía en el hospital, comenzaría a sospechar. Ya me había preguntado vari