José lanzó una mirada a Olaia mientras hablaba: — Antes no te soltaba ni a sol ni a sombra, y ahora, después de lo que ocurrió entre ustedes, te evita... algo no cuadra.
Olaia no tenía ánimos de prestarle atención a Óscar ni a la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Estaba cansada, así que tiró de Delia y se fue.
Con la observación de Mateo, Olaia empezó a sospechar que, desde que despertó, Óscar había estado actuando de manera extraña.
— Cuando termine de comer, voy a buscarlo y le sacaré algo, aunque sea un poco de información.
— No hace falta. José intervino con calma—.Cuando tenemos pruebas, no podrá negar nada.
Olaia apoyó la cabeza en su mano, pensativa, y preguntó: — ¿Cuánto más tardarás en tener esas pruebas?
José no podía dar una respuesta exacta; la situación era complicada: — Lo más pronto posible, dijo, con un tono que no admitía dudas.
El camarero llegó con los platos y Olaia comenzó a comer, ignorando a los demás.
Aunque José le había pedido que no fuera, ella no era