C75: No voy a volver.
Mauricio parpadeó, sorprendido.
—¿Cómo que te vas? ¿A dónde?
—A mi nueva casa —respondió Alaska con sencillez.
Mauricio se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos sobre el pecho, y la observó en silencio durante unos segundos antes de dejar escapar una risa breve.
—¿A tu nueva casa? —repitió—. ¿O te refieres a que finalmente conseguiste que Vidal te recibiera de nuevo en la suya?
Alaska lo miró con frialdad.
—¿Y si así fuera, qué? —refunfuñó, sin apartar la vista—. No tengo por qué darte explicaciones, Mauricio. Ni decirte a dónde voy, ni con quién estoy. Eso no te incumbe.
Mauricio alzó las cejas y esbozó una sonrisa ladeada, tan falsa como hiriente. Se encogió de hombros, como si las palabras de Alaska no lo afectaran en lo más mínimo.
—Tienes razón —dijo con indiferencia—. No es de mi incumbencia. No me importa lo que hagas. Si te quieres arrastrar por Vidal, también es asunto tuyo. Solo que no está de más que te lo diga… Deberías olvidarte de él. Pero claro, prefieres