C63: Tú no podrás estar presente.
Ámbar lo escuchaba en silencio, aunque en su rostro ya se adivinaba cierta resignación.
—Dudo mucho que Vidal acepte ese acuerdo —expuso Ámbar—. Ya me lo dejó en claro cuando vino hasta aquí. Dijo que no pensaba darme absolutamente nada.
Elías asintió con comprensión.
—Lo entiendo perfectamente, Ámbar. Y créeme, no me hago ilusiones con respecto a la voluntad conciliadora del señor Benaroch.
—¿Esta audiencia es necesaria? Ya sabemos que Vidal no cederá —agregó Raymond.
—Aunque sea evidente que no cederá, la audiencia es obligatoria —estableció Elías—. El juez debe agotar esa vía antes de dar inicio al juicio. Lo que haremos en esa sesión será dejar constancia formal, ante la autoridad judicial, de la negativa de Vidal a cumplir con el acuerdo extrajudicial que le propusimos. Esa declaración, además, nos favorecerá.
—¿Nos favorecerá? —preguntó Ámbar, arqueando las cejas.
—Así es —respondió Elías, entrelazando los dedos sobre la mesa—. En los casos civiles, cuando alguien se niega sin