C126: Ella no te quiere.
Raymond, aún respirando con dificultad, sintió el agarre desesperado de Layla aferrándose a su torso como si pretendiera retenerlo a la fuerza. Entonces él tomó los brazos de Layla y la apartó de su cuerpo, logrando que sus dedos cedieran, que la piel de él se liberara de aquella sujeción obstinada.
Luego, con esfuerzo, retiró también las piernas con las que ella lo rodeaba por la cintura, deshaciendo aquel nudo de sujeción que lo aprisionaba. Se apartó de la cama con rapidez mientras su cuerpo seguía ardiendo y la sangre golpeándole las sienes, pero la lucidez había regresado con ligereza y él se aferró a su razocinio. Caminó hacia la puerta, necesitaba salir de allí, apartarse de aquel escenario que había estado a punto de consumar.
Layla, lejos de resignarse, se levantó de un salto. Corrió tras él, descalza, con la bata aún entreabierta, y lo alcanzó antes de que cruzara el umbral. Lo tomó del brazo con ambas manos, jalándolo hacia ella con una súplica desesperada.
—Raymond… no, po