C115: Espero que no estés tratando de molestar a mi esposa.
Layla se quedó paralizada y sus ojos se abrieron sorprendidos por aquella directriz tan contundente. Ella finalmente elevó la mirada hacia él, desconcertada.
—¿Por qué me dices eso? —preguntó—. ¿Acaso Ámbar te dijo algo?
Raymond ladeó ligeramente la cabeza, estudiando su expresión con un interés frío.
—¿Qué tendría que decirme Ámbar? —replicó—. ¿Acaso sucedió algo que yo no sé?
Layla sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda. De inmediato apretó los labios, consciente de que había estado a punto de cometer una imprudencia.
El silencio que siguió parecía exigirle una explicación, pero la única respuesta que logró ofrecer fue esa mirada tensa que evitaba cualquier confirmación explícita. Su error había sido evidente: Ámbar, en realidad, no había dicho nada.
—Layla, solo te advierto una cosa —declaró Raymond—: espero que no estés tratando de molestar a mi esposa. Como ya sabes, tiene un embarazo delicado. Necesita paz, no conflictos. Si descubro que la estás fastidiando, tendrás q