Verdades a medias.
El silencio de la casa le dio la bienvenida y Lucía arrastró los pies por la nueva alfombra que cubría el pequeño living. Por amor a Dios, la alfombra había sido otro de los tantos regalos de Logan y Lucía sintió cómo su corazón se contrae de dolor dentro de su pecho. No. No dejaría que el dolor y la tristeza la consumieran. No tenía sentido.
Se quitó el abrigo, dejándolo sobre el respaldo del sofá. Siguió las botas y con solo los calcetines puestos, se dirigió a la cocina. Se prepararía un té y se pondría a corregir los trabajitos de sus alumnos.
Una hora más tarde, Lucía se encontraba un poco mejor. Había ayudado estar centrada en corregir y preparar la clase para el día siguiente. No iba a engañarse diciendo y pensando que todo lo que había ocurrido hacía unas horas fue malo. Tuvo la oportunidad de conocer a la CEO Fenili Alicia y eso era el lado positivo que rescataba. A raíz de eso, la CEO estuvo complacida al escucharla hablar sobre el proyecto que quería realizar la escuela par