Mientras Leila conduce de vuelta a casa, solo puede pensar en su conversación con los padres de Tatum.
Volver a ser la esposa de Tatum. Ni siquiera sabe cómo sentirse al respecto.
Sí, sabe que sus viejos sentimientos por él se han despertado, quizás con algunos nuevos, pero si ha aprendido alguna lección de su experiencia pasada, es que los sentimientos nunca son suficientes.
Sabe que ella y Tatum han extrañado la compañía del otro, sus cuerpos, sus caricias y todo eso, y ahora mismo sus nervios pueden estar a flor de piel, pero ¿qué pasa si se casa con él y en unos meses todo se apaga?
Por mucho que se vuelva cada día más loca por él, esa locura no es suficiente para ella como para lanzarse y tomar una decisión tan importante.
Tiene miedo.
Hay una gran parte de ella que ve con buenos ojos la idea de volver a ser la esposa de Tatum. La diosa sabe que eso alegra su corazón y lo llena de calidez, pero no puede ignorar esa pequeña pero sólida y potente parte de ese mismo corazón que