Leila retrocede, preparada para lo que vaya a ocurrir a continuación. Los cuatro lobos le gruñen amenazadores, listos para atacar en cualquier momento.
Gruñe, considerando si transformarse y dar a conocer su secreto cuando estos hombres vean a su lobo, pero eso significaría que tendría que matarlos para protegerlo, pero ni siquiera está segura de poder luchar contra uno de ellos y ganar, por no hablar de cuatro.
El corazón le palpita lentamente en el pecho, el miedo le crispa los nervios aunque no lo demuestre, cuando uno de los lobos avanza hacia ella lentamente.
Se detiene y todos giran a la derecha al mismo tiempo, viendo cómo un vehículo todoterreno se dirige hacia ellos a toda velocidad y antes de que el coche se detenga justo entre ellos, separando a los lobos de ella, la excitación del lobo de Leila ya le dice de quién se trata, incluso antes de que su olor la reconforte.
Tatum salta del coche y Leila frunce el ceño al verlo, sintiendo al instante un malestar e incomodidad e