¿Cómo podría alguien maldecir a una niña, a una niña tan dulce e inofensiva?
Se pregunta Leila mientras sube a su coche, con la vista nublada por las lágrimas y el corazón empapado de miedo mientras conduce hacia la oficina de Tatum.
El primer nombre que le viene a la mente es Carmela, una vez intentó matar a su bebé en el vientre materno y no puede dejar de pensar en ello aunque no tenga pruebas.
Carmela es tan vil y malvada como se puede ser y que la diosa la ayude, si descubre que Carmela tiene algo que ver con esto, ya no se vengará de la forma adecuada que planea hacerlo, no, le arrancará el corazón a Carmela y escupirá sobre su puto cadáver.
No sabe dónde está Tatum, pero tiene que encontrarlo, él no deja de bloquear sus vínculos mentales. Llega a la casa de la manada, ignora a la gente mirándola, pasa de largo a los que intentan acercarse a ella para charlar, saltándose el puto protocolo y los procedimientos para ver al Alfa y entra en la oficina de Tatum, pero él no está al