SOPHIE
Solo me di cuenta a la mañana siguiente, cuando ya estaba sobria, que mi confesión había sido completamente vergonzosa —cortesía de todo ese alcohol circulando en mi torrente sanguíneo.
Era similar a la infantil declaración de hacerlo mío todos esos años atrás, pero decía en serio cada palabra. La Operación Sabotear el Compromiso de Travis estaba en marcha. Comencé a trazar un plan desde el momento en que desperté, superando una leve resaca.
Estaba en medio del desayuno proporcionado por el servicio a la habitación del hotel y elaborando mi plan, cuando la puerta se abrió. Justin entró tranquilamente, con una pequeña bolsa de compras en la mano. Había olvidado por completo que no subió a la habitación anoche.
—¿Qué demonios te pasó? —Su ropa estaba arrugada, su cabello era un desastre despeinado sobre su cabeza y apestaba a todo ese alcohol que habíamos tragado anoche.
Sonrió juguetonamente.
—¿Me extrañaste?
—Ya quisieras —dije—. Preferiría que solo volvieras a donde estabas vin