TRAVIS

Si me quedaba alguna duda, los labios de Sophie las disiparon todas con un solo contacto. Cada segundo de la noche anterior volvió precipitadamente —la forma en que su piel se sentía contra la mía, cómo gemía mi nombre, cómo me perdí completamente en ella.

Su beso no fue gentil ni vacilante. Fue audaz y sin disculpas, justo como ella. Me robó el aire de los pulmones, dejándome completamente deshecho.

Lo vi venir y aun así, dejé que sucediera. La noche anterior podría haber estado bajo la influencia de mi medicamento, pero ¿y ahora? ¿Qué excusa tenía para dejar que esta mujer me arrebatara el control? ¿A qué droga podría culpar por esta sensación embriagadora?

El beso debería haber terminado tan rápido como comenzó, pero tomó muchos más segundos de los necesarios para que el momento se rompiera cuando la realidad volvió de golpe.

La aparté por los hombros, poniendo algo de la muy necesaria distancia entre nosotros.

—¡Maldita sea, Sophie! —murmuré, perdiendo completamente el contr