Despierto con un fuerte dolor en mi pecho y también cerca del hombro. Cuando trato de abrir mis ojos, tengo que cerrarlos de nuevo porque la luz me molesta.
- Dios - intento volver a abrirlos poco a poco y me doy cuenta de que estoy en un hospital - ¿Qué hago? - En ese momento me acuerdo de golpe de todo el secuestro de Dante... Manuel... Dante lastimado... ¡ME DISPARARON! ¡ENFERMERA! - Grito a todo pulmón y en menos de dos segundos, una enfermera entra.
- Señora Giordino, qué bueno que despierta. ¿Cómo se siente?
- ¿Cómo está mi bebé? - Pregunto sin rodeos.
- Él está bien, no le pasó nada - Suelto todo el aire que tenía retenido.
- ¿Y mi esposo? - Qué bien suena esa palabra.
- Él está bien, aunque algo adolorido por los golpes, pero no deja de preguntar por usted.
- ¿Puede hacerlo pasar? - Ella asiente, pero primero me hace un chequeo para mirar mis signos vitales.
- Bueno, todo está en orden. Ya le llamo a su esposo.
- Gracias - La enfermera se va y, luego de unos minutos, entra Dant