Estoy de regreso en mi adorada Italia, aunque lo único en lo que he pensado todo este tiempo es en Dante. Necesito saber que él está bien, no soportaría perderlo.
- No creo que fue buena idea venir, Dante me matará.
- Yo te mataré si sigues diciendo eso, Luciano - manejamos hasta la casa y cuando llegamos todo está en silencio, pero hay desorden por todos lados - ¡Por dios, ¿qué pasó aquí??! - subo a la habitación que compartía con Dante y veo que sobre la cama hay una mancha grande de sangre - Dante...
- Gaby, no es bueno que estés aquí - me siento como puedo en la cama y abrazo la almohada que es de él y aún huele a él, y sin pensarlo, comienzo a llorar.
- ¿Dónde estás, mi amor...? - mi llanto es lo único que se escucha porque ni siquiera Luciano es capaz de decir algo; él solo se sienta a mi lado y me abraza.
- Hay que salir de aquí, no es seguro - dejo la almohada dónde estaba, mientras salimos de la casa en la que alguna vez fui muy feliz.
- Necesito saber de Alana, tengo que llam