Odette
Siento la sangre hervir en cuanto su asquerosa garra plástica toca mi piel, y no es que lo diga en alusión a mi enojo, en verdad sentí un calor lleno de furia recorrer mi cuerpo.
No tuve ni la oportunidad de defenderme, la loca plástica grita y se rasguña sola las manos y la barbilla, y para rematar el tonto de mi jefe sale hecho una furia.
—Lion, esta gata me ha gritado, me dijo que yo no tengo derecho a estar aquí, que para ti no represento nada y me ha golpeado —le muestra su rostro arañado.
Hija de su loba madre, se le pega cual lapa al brazo y con su fingida voz lastimera, me culpa de algo que jamás hice.
—No estoy para estupideces, largo de aquí —no grita, pero ocupa ese tono de voz que no me agrada.
—Señor, lo lamento yo...
–No la escuches cielo, son solo mentiras de esta gata envidiosa, mira como ha dejado mi rostro —nuevamente miente.
Loba maldita, lo peor de todo es que mi jefe no quita la vista de mi. No tiene ni caso intentar explicar lo que realmente sucedió.
Empiezo a tomar mis pertenencias y me paro a su lado solo para darle las gracias y decirle que mañana regresaré por lo de mis días laborados.
—Con permiso señor, mañana vengo por lo correspondiente a mis días laborados, agra...
—A mi oficina —me sujeta con bastante fuerza del brazo —¡AHORA! —grita en mi rostro.
Mis ojos tiemblan y los cierro con fuerza, no solo por sentirme humillada, en verdad su grito hizo doler algo en mi; de la rabia paso a la tristeza en segundos y eso es algo muy desconcertante.
—Ya escuchaste gata, ve a su oficina para que firmes tú renuncia —me truena los dedos y ya no me aguanto una más.
Total, si me van a despedir, que sea con verdaderos honores, con bombo y platillo, a lo grande, como diría mi madre, si lo vas a hacer, hazlo bien.
Respiro profundo, cierro los ojos para concentrarme mejor, mi palma se vuelve un puño; no tendré la misma fuerza que una loba, pero de que le va a doler, le va a doler.
¡Plaf! El sonido seco de la bofetada qué le doy, suena haciendo eco en las paredes casi vacías de la planta ejecutiva; una enorme sonrisa de satisfacción aparece en mis labios.
—Ahora si, con permiso, y no se preocupe por mi finiquito, con esto —señalo a la loca loba, que aún tiene su mano en el rostro —me doy por bien pagada.
No alcanzo a dar ni dos pasos, cuando siento un enorme brazo envolver mi cintura y elevarme por los aires como si de una pluma se tratara.
Mis ojos se abren hasta casi salir de las cuencas, mi voz se ha ido corriendo, pues no puedo ni reclamar por este atropello, elevó la cara y veo a la loca igual o más sorprendida que yo.
Entramos a su oficia y me lleva directo a la habitación de emergencias, me avienta sobre la cama y se gira para salir y dejarme encerrada.
Los italianos solo se nos quedaron viendo, ¡Dios! Que pena con los casi socios. Y a mi que me importa, lo más seguro es que se le va a ocurrir otra cosa para joderme la existencia.
O simplemente le hará caso a la deschabetada esa, y en menos de lo que canta el gallo, me quedaré desempleada de por vida. Pues total, pongo un negocio hasta de hamburguesas, de algún lado tengo que sacar el dinero.
Uy si, re valiente aquí encerrada, pero al rato que regrese, porque en algún momento tendrá que entrar de menos al baño, ya veremos si realmente soy tan gallito.
Golpeo con fuerza las sábanas rojas, y me dejo caer sobre las almohadas y me pongo a llorar de la impotencia, el coraje y la desesperación qué siento por no haberme defendido.
Tampoco es como si hubiera tenido oportunidad, ellos son la raza superior, ¿qué podía hacer? Nada; entre ellos se protegen y más si es su "piriji distinidi".
Continuo sollozando, quizás no vuelva a ver a mis padres, tal vez cuando regrese me desolle lenta y cruelmente; adiós padres amados, fue un placer ser su hija, después, todo es negro.
Lion
Loca, eso es lo que es Florence, cree que puede venir a mi, insultar y golpear a su futura luna y salir victoriosa, no sabe con quien se ha metido.
Pensó que con unos rasguños le creería su teatrito, pero está demasiado equivocada; no soy ningún idiota al que puede manipular.
Se cree mi pareja destinada, cuando no es más que una beta más, ni siquiera pertenece al mismo círculo social que mi familia, solo porque es amiga de mi hermana, se siente con derechos que no le corresponden.
Ni el beta de mi padre se siente con ese poder, jamás había sucedido algo así en el clan, no hasta que Odette, llegó y puso todo de cabeza.
La encierro en mi habitación de reposo y salgo a disculparme con los inversionistas, para seguir a la sala de espera y sacar a patadas a Florence, de una buena vez.
—Lion, se puede saber ¿por qué no la has echado? Mira como dejo mi hermoso rostro, es una cual...
—Sino te vas en este instante, créeme que tú y tu familia vivirán como renegados de por vida —lleva sus manos a sus labios inyectados.
—No puedes hacernos esto, y menos por una asquerosa humana —chilla.
—¿Una humana? En verdad que no tienes nada ahí dentro —golpeó con mi índice su cabeza —estoy en medio de una importante negociación y vienes tú —me acerco a ella y Krom, se hace presente —vienes a armar un maldito espectáculo que está a punto de dejarme fuera del negocio de mi vida —se que el color de mis ojos cambia y que mi voz de alfa se hace presente —así que no me vengas con idioteces, largo de aquí ahora, o atente a las consecuencias de tus actos, y una cosa más —su cuerpo tiembla —tienes prohibido el acceso a la empresa —respira sorprendida —de por vida.