Estoy sentada en la sala al lado de Mariano mientras él conversa con sus amigos y sus esposas, hasta que una de ellas me saca de mi burbuja.
- Olivia, ¿y para cuándo es la boda? - La pregunta de Lorena me deja totalmente muda, pero Mariano se encarga de responder.
- En unas semanas.
- ¿Y el anillo? - dice Rosa, otra esposa.
- Pronto lo tendrá. - Él toma mi mano y me sonríe mientras aprieta mi mano para que yo haga lo mismo.
- Si me disculpan, iré a ver a Samuel.
- Está con Flor, ¿verdad, Olivia?
- No, quiero ver a mi hijo. - Me levanto bajo la atenta mirada de todos, pero antes escucho cómo le dicen:
- Tiene carácter.
- Lo sé, pero pronto la voy a domar. - Todos se ríen y siento cómo la sangre me hierve por su maldito comentario.
- Hola, Flor, ¿me lo puedes dar? - Ella asiente y me entrega al bebé. Me siento en mi silla favorita y empiezo a mecerlo para que se quede dormido, pero no lo hace, solo me mira atentamente.
- ¿Qué pasa, mi amor? ¿No tienes sueño? Seguro que extrañas mucho a t