Adrien le indico a camila que se sentara.
—Siéntate. —La voz del señor Garcías era firme pero tranquila mientras seguía revisando algunos documentos.
Camila tomó asiento frente a él, manteniendo la compostura. A pesar de la seriedad de su jefe, ya comenzaba a sentirse más cómoda en su presencia.
Después de unos minutos, él le pasó un nuevo grupo de papeles.
—Quiero que revises estos informes y me digas qué te parecen.
—Por supuesto, señor. —respondió ella, tomando los documentos y concentrándose en su contenido.
Ambos se sumergieron en el trabajo, analizando cada detalle, señalando ajustes y compartiendo observaciones. El tiempo pasó sin que se dieran cuenta, hasta que, después de una hora, el señor Garcías se inclinó hacia atrás en su silla y pasó una mano por su cabello, suspirando con cansancio.
Camila, que lo observaba discretamente, notó su gesto y decidió ofrecerle un respiro.
—Si quiere, puedo traerle un café. —dijo con voz suave.
Él levantó la mirada y la estudió por un moment