Mattheo Morgan
—Ahora—doy la orden
Estábamos en la sala de entrenamiento de la bodega, Emilia estaba en el centro de ella junto a los dos hijos de mis hombres, Christopher, Valentina y Kamila también estaban presentes.
—Emilia vista al frente—le dice Chris
Mi hija mira a sus dos rivales y entrecierra sus ojos analizándolos por completo. El niño de diez años da un paso alertando a mi hija que no se mueve, solo analiza su movimiento.
—Ataca—ordenó
Emilia se acerca a él y lo empuja. El chico tenía más fuerza y apenas se movía generando molestia en mi hija, Kamila mira fijamente a Emilia.
Ella vuelve a empujar al chico pero este no cede ante la poca fuerza de mi hija, ella se enoja y patea su rodilla tambaleando, lo empuja por el estómago y el cae al suelo.
—Perdiste—le dice Emilia
—No me dejaste atacarte—dice el chico levantándose
—Perdiste—repite mi hija
—Ven acá Emilia—la llamó
Mi hija camina hacia mi bastante victoriosa y nos sonríe, Kamila acaricia su cabello.
—¿Lo hice bien?
—Si, pe