Martín se alejó para contestar la llamada, perfecto, el aire por fin era respirable y yo sostenía mi copa de champán mientras observaba el salón lleno de sonrisas falsas, trajes caros y conversaciones huecas, o al menos eso pensé… hasta que sentí ese perfume tan empalagoso que casi me provoca náuseas…..
Rebeca……………… la víbora vino pavoneándose como si pisara su propia alfombra roja y se me acercó tanto que su perfume barato intentando imitar uno caro prácticamente me envolvió, la muy desgraciada siempre se mueve como si fuera la dueña de todo.
—¿Y ahora qué? —solté, sin darle el gusto de verme incómoda.
Ella rió, una risa seca, áspera, como si se burlara de algo que yo aún no sabía.
—Así que este es tu nuevo look… —musitó, mirándome de arriba a abajo—. Qué linda al intentar copiarme.
Solté una risa, solo para que le arda.
—Pero aun así sigues siendo una copia barata mal hecha del supermercado —la ignoré—. ¿Crees que así llamarás la atención de Martín? ¿O quizás buscas algo más? Ahh, y