Aura trataba de tomar la carne para ponerla en el plato, pero esta siempre se le caía de las pinzas.
- Mamiiiiii- El grito de Berenice provocó que apretara la pinza de más y el trozo de carne se partiera en dos.
- ¡Joder!.- Aura murmuró, dándose por vencida.
- ¿Necesitas ayuda cariño?.- Alexein se asomó por la puerta trasera de la cocina, sonriendo al ver el ceño fruncido de la mujer.
- No puedo agarrar la carne con la bendita pinza.- Aura estaba a punto de llorar y hacer un berrinche.
Alexein simplemente rió, antes de llegar hasta dónde Aura se encontraba y quitarle las pinzas de la mano para poder sacar la carne de la parilla.
- ¡Se ven guapísimos juntos!.- Berenice sonreía de oreja a oreja, feliz de ver a su mamá riendo mucho.
- Lo sé pequeña diablilla.- Alexein tocó con cariño la punta de la nariz de la pequeña.
- ¿Por qué gritabas mi amor?.- Aura preguntó mientras iba a dejar el plato de carne a la mesa que se encontraba en el patio.
Era domingo y ese día todo el personal gozaba