Aura trataba de tomar la carne para ponerla en el plato, pero esta siempre se le caía de las pinzas.- Mamiiiiii- El grito de Berenice provocó que apretara la pinza de más y el trozo de carne se partiera en dos.- ¡Joder!.- Aura murmuró, dándose por vencida.- ¿Necesitas ayuda cariño?.- Alexein se asomó por la puerta trasera de la cocina, sonriendo al ver el ceño fruncido de la mujer.- No puedo agarrar la carne con la bendita pinza.- Aura estaba a punto de llorar y hacer un berrinche.Alexein simplemente rió, antes de llegar hasta dónde Aura se encontraba y quitarle las pinzas de la mano para poder sacar la carne de la parilla.- ¡Se ven guapísimos juntos!.- Berenice sonreía de oreja a oreja, feliz de ver a su mamá riendo mucho.- Lo sé pequeña diablilla.- Alexein tocó con cariño la punta de la nariz de la pequeña.- ¿Por qué gritabas mi amor?.- Aura preguntó mientras iba a dejar el plato de carne a la mesa que se encontraba en el patio.Era domingo y ese día todo el personal gozaba
- ¡Me lleva el demonio!.- Fernando golpeó con sus puños la superficie de madera pulida, ofuscado. ¡Todos sus planes se estaban yendo por el desagüe!.- Sabe perfectamente que la policía Italiana, la CIA y la Interpol llevan tiempo tras él. No debería asombrarse.- Arturo, con su voz neutra y sin emoción, trataba de aparentar toda la tranquilidad del mundo.- ¿No lo entiendes Arturo?.- Fernando lo miró como si fuera el peor de los tontos.- Si atraparon a alguien tan importante, inteligente y astuto en el bajo mundo como Cassano, atraparme a mí no será un problema.- Siempre ha hecho un trabajo limpio señor.- ¡Ja!, ¿Crees que Aura no buscará pruebas hasta en el último rincón para hundirme?. Claro, sí tuviera una buena relación con Mariana sería pan comido, pero por suerte no pueden respirar el mismo aire. Mariana... Esa estúpida...Sus ojos se desviaron hacia la ventana de su despacho, mirando como el día soleado y pacífico que hacía, se burlaba del huracán que amenazaba por hundirlo.S
- Buenos días señor, ¿En qué podemos servirle?.- Vengo a ver al señor Ludovico Cassano.La mujer que tecleaba en la computadora, sin siquiera obsequiarle un vistazo, se quedó con la mano en el aire y desvió su atención por completo del aparato.Lo miró sorprendida por un momento, hasta que poco a poco su ceño comenzó a fruncirse.- ¿Para qué desea verlo?.- La mujer preguntó con cautela y suspicacia.- ¿Es necesario que responda esa pregunta?.- El hombre apretó la mandíbula fastidiado.- Así es señor.- La mujer respondió sin titubeos.- Él asesinó a mi padre, pero nunca encontré su cuerpo. Nunca tuve la oportunidad de enfrentarlo sin temer por la seguridad de mi familia. Ahora que está en este lugar, vengo a exigirle que me diga dónde están sus restos para darle cristiana sepultura... Sólo quiero intentarlo, nada más.Si voz lastimera y su semblante decaído consiguió que la mujer mirara al hombre con pena y cualquier atisbo de sospecha desapareciera de su rostro.- Puede pasar a verlo
- Aquí tiene ya su alta firmada señora.- El médico extendió una hoja de papel hacia la mujer.- No olvide tomar sus vitaminas como se lo indiqué, y tampoco olvide venir para su chequeo prenatal.- Gracias doctor.- La mujer respondió en un susurro bajo.- También debe guardar reposo, eso más que una recomendación, es una obligación de vuestra parte.- Lo tomaré en cuenta.- Bien. Qué tenga un bonito día.- El hombre le sonrió, antes de darse la vuelta y marcharse.Mariana miró la hoja en su mano y las ganas de llorar no se hicieron esperar.Había trabajado tan duro para alcanzar cada una de sus metas... Y lo había perdido todo en cuestión de minutos por haberle entregado su corazón a la persona equivocada.- Pero esto no se quedará así Fernando... ¡Os juro que no se quedará así!.Tomó sus cosas y abandonó aquel lugar con pasos pesados, sintiendo en sus hombros una carga que no quería llevar, pero que tampoco podía desechar.Apenas salió del hospital, paró un taxi y le dió la dirección de
Aura miraba su atuendo en el espejo.Llevaba una blusa manga tres cuartos y un jeans azul ajustado.Suspiró al ver sus brazos surcados de cicatrices y las palabras de la psicóloga resonaron nuevamente en su cabeza:" El primer paso para sanar es reconocer que necesitas que alguien te ayude porque no puedes sola, pero también es aceptarte con cada una de tus cicatrices. La única forma de vencer el miedo es enfrentandolo y la única manera de amarte plenamente es aceptando tal cuál eres y mostrarte a los demás con tus virtudes y defectos.Quien realmente te ame se quedará, pero tú no debes rogar ni mendigar."Se miró nuevamente al espejo y suspiró de nuevo: cada batalla ya fuese ganada o perdida, estaba representada en cada cicatriz.- ¿Ya estás lista mami?.- Berenice entró a la habitación y observó a la mayor sonriente.- Si mi amor.- Entonces vamos. La señora Dafne nos espera.- La niña le tendió la mano.Aura no dudó en tomarla y seguirla hacia afuera.Debido a todo el incidente, Daf
- ¡Este se vería muy bonito en la casa mami!.- Berenice arrastró a Aura para mostrarle un árbol de navidad.- ¿Te gusta princesa?.- Alexein preguntó, mientras observaba detenidamente el objeto.- ¡Si papi!, ¡Está precioso!.- La niña asintió entusiasta.- Bien... Entonces lo llevamos.- ¡Siiiii!.- El grito de la niña no se hizo esperar.Aura frunció los labios en señal de desaprobación, pero lo único que consiguió fue que Alexein apretara sus mejillas y le diera un beso en la frente.- No pongas esa cara cariño. Cuando tengamos ya nuestra casa, lo vamos a necesitar.- ¿De verdad sueñas un futuro... Conmigo?.- Aura preguntó con un nudo en la garganta, sintiendo unas enormes ganas de llorar invadiendola.- Contigo lo quiero todo. Ya deberías tenerlo más que grabado en esa cabecita tuya. Tal vez no hoy, tal vez no pronto, pero, en cada uno de mis planes, siempre, la primera, serás tú y Berenice.- Me gusta verlos juntos.- Alexein estaba a punto de besar a la castaña, cuando la pequeña los
- Aquí estarás segura. La casa ya se encuentra completamente equipada y otro rato te enviaré ropa y todo lo que necesites para tu aseo personal. Si necesitas algo más, puedes buscarme a mí o a la tía Cass.- Aura le sonrió a Mariana, quien observaba la casa con asombro. - ¿En serio estas son las casas que la señora Lamprou otorga a sus empleados?.- Mariana preguntó curiosa, sin dar crédito a lo que escuchaba. - Sí.- Aura respondió tranquila.- La casa celeste que ves en frente es la que me fue asignada a mí cuando llegué a este lugar. - ¿Sigues viviendo ahí?. - No. Por órdenes de Dafne, me he trasladado a la casa principal. Ya sabes, por lo de mi recuperación y todo eso. - Lo entiendo.- Mariana murmuró en respuesta.- Recuerdo haber escuchado a Fernando hablar vagamente sobre el asunto. Aura asintió.- Bien. Entonces te dejo para que te instales y puedas descansar.- La castaña se dió la vuelta para retirarse, pero se detuvo con la mano en el pomo de la puerta.- Dafne también me pidió
- ¡Sal zorra de porquería!, ¿O es que acaso tienes miedo de enfrentar la realidad Casandra?, ¡Dorian es mi marido y tú la amante!, ¡La zorra pusilánime que se le ha metido por todas partes!. Dafne bajó los escalones de prisa y avanzó por la entrada, haciendo resonar sus tacones en las piedras talladas que formaban el camino, al oír los gritos esquizofrénicos de su madre. - Señora: calmese por favor.- Uno de los hombres de seguridad, la tenía sujeta de los brazos. Caliope estaba fuera de sí. Estaba desaliñada, con la ropa sucia, el cabello enmarañado y una botella de alcohol en la mano. - ¡Todos ustedes son unos imbéciles!, ¡Nunca serán felices!, ¡Nunca!. ¡Y ustedes sueltenme malditos idiotas!, ¿Qué acaso no ven quién soy?, ¡Soy Caliope Lamprou, la madre de su jefa y los puedo poner de patitas en la calle si se me da la gana!. - ¡Ya basta mamá!.- El grito de Dafne hizo eco en el lugar.- Comportate o les ordenare a los de seguridad que te saquen ahora mismo de mi propiedad.- La rubi