- No sé por qué pero desde que te enamoraste pareces alguien distinto.- Daniel miraba al hombre frente a él con una sonrisa pícara y burlesca.- Nunca creí que podrías sonreír tantas veces en un sólo día.
- Tú siempre estás sonriendo como idiota cuándo estás cerca de Dafne y yo nunca te he dicho nada.- Alexein contraataco, mientras tecleaba en la computadora sin parar.
- Yo siempre he sido una persona alegre y optimista, con una sonrisa siempre lista para ser obsequiada, a diferencia tuya que siempre parece que te has comido una caja de limones.
- ¿Por qué carajos sigues aquí?. Tienes tu oficina, ¿No?.- Alexein miró al ojiazul con una ceja alzada, tratando de descifrar aquella mirada tan poco común que desde hacia algunos días acompañaba a Daniel a todas partes.
- Es más divertido venir a fastidiarte.- Daniel sonrió inocentemente.- Además, si he venido es porque encontré algo que puede interesarte.
El ojiazul puso una carpeta sobre el escritorio de Alexein, desviando la atención de est