Ante la petición de su hija, Alastor frunció el ceño y negó con la cabeza.
–No creo que estés lista para eso –dijo al tiempo que la guiaba de regreso hacia la casa de la manada –Además, creo que deberías aprovechar el día para ponerte al corriente con tus deberes, mañana tendremos la rueda de prensa y el martes volverás al instituto –
–¿Y eso nos llevará todo el día? –preguntó Anna, quien había supuesto que podía adelantar algunos deberes ese día, y otros, después de que fuera “representada” ante el mundo humano el día siguiente
–Debemos ir a arreglar tus papeles pequeña, mañana tu madre, tú y yo, estaremos fuera del territorio gran parte del día, así que más tarde, Marcia vendrá a ayudarte –
–Papá, dime que estás bromeando –
–Veo que ya le dio las malas noticias –dijo Gino riendo cuando padre e hija, entraron a la oficina que Alastor tenía en la casa de la manada
–¿Al menos puedo dormir una siesta? –preguntó Anna derrumbándose en un sillón junto a Gino, mientras que Alastor, ocu