Conforme la noche iba avanzando, los invitados comenzaron a abandonar el lugar al igual que los alfas y sus respectivas Lunas, mientras que, sus hijos, que rondaban entre los dieciséis y los veinte años, se quedaron para seguir la fiesta junto con Anna y el resto de los miembros de Loto de Luna que aún seguían ahí.
Cuando el último alfa se marchó, Iva y Alastor, regresaron a la casa del alfa, acompañados por Nora, Adriano y el pequeño Ares, quien se había quedado dormido en los brazos de su madre.
Lo siguientes en marcharse, fueron Camelia y Luka, acompañados por Zinerva y Daryl, quien se había colado en la mesa de Anna y sus amigos, quienes disfrutaron de su compañía hasta que Zinerva lo tomó del cuello de la camisa y lo alejó de ahí entre las risas de los jóvenes, quienes volvieron a su conversación.
–Por la diosa –dijo Egan entre risas –No tenía idea de que eras tan ocurrente –
–Bueno, eso es porque he crecido manteniendo un perfil bajo toda mi vida, desde hace un par de días qu