Al escuchar la familiar voz, Anna levantó la mirada y la dirigió a la puerta del baño de su hermano, por la cual, justo estaba saliendo una hermosa y elegante mujer de cabello castaño claro y de ojos azules tan intensos como el mar, la cual, vestía un sencillo vestido azul marino, el cual caía sobre su cuerpo como la seda.
Era de tirantes y tenía un sencillo escote de corazón, y, a lo largo de su pierna izquierda, había una discreta abertura.
–Luna Catherine –dijo Anna apartándose de Egan para dedicarle una pequeña reverencia
–Querida, te he dicho muchas veces que eso no es necesario –dijo Catherine acercándose a ella para enderezarla
–Pero, Luna, lo que le pasó…–
–No fue tu culpa –la cortó Catherine antes de dirigir su mirada hacia Egan –Si Emil decidió aparecer esa noche, fue porque, al igual que mi hijo, él anhelaba ayudarte de todo corazón –
–Sus palabras me alivian Luna –dijo Anna sinceramente
Catherine acarició su mejilla, y le dedicó una pequeña sonrisa antes de acercarse