52. No podría extrañarte
—Dorothea, ¿Podrías pedirle a tu hermana que pare de incomodarme? Tres de mis citas más recientes ya han sido arruinadas por ella, y si no tengo relaciones con alguien, se me va a caer.
Con solo una mirada fría, logré que Michael corrigiera su postura. Ajustó su corbata con una leve sonrisa en el rostro.
—¿Y si ustedes terminan juntos? Asi dejaran de fastidiarme. Desde que llegue Emely solo me daba excusa de ti que le empentaste a un novio.
—El cretino quería acostarse con ella después de acostarse con otra tipa en el mismo bar en donde estábamos. No es que estuviera celoso ni nada.
Dejé salir un suspiro sonoro al ver lo bien que se complementaban esos dos. Mientras chequeaba mi bandeja de entrada, me di cuenta de un correo que capturó mi interés. Al abrirlo y observar la imagen, solo logré levantar una ceja. —Oye Michael.
—¿Qué deseas?
—¿Lograste verificar el origen de los emails que me mandaron?
—Sí, nuestro investigador tuvo dificultades, pero los correos se mandaron desde