23. Hombre malo
El viento de verano chocaba en contra de nosotros. Tanto veneno guardado en mi corazón que acabo derribando mi vida. Con suavidad, Alexander interrumpió el abrazo para dirigirme una mirada intensa. Era difícil descifrar lo que pasaba por su mente, ya que su expresión reflejaba una mezcla tumultuosa de emociones.
—Quiero a mis hijos, ire a buscar a mis hijos.
—¿Tus hijos? —El pánico de que el decidiera quitármelos me invadió. —Tu nunca quisiste hijos durante nuestro matrimonio.
—No es que no deseaba tener hijos, simplemente nunca me imaginé en el rol de padre. Sin embargo, estaba dispuesto a asumir esa responsabilidad para verte feliz, por eso consideré la posibilidad. Una noche antes de la pelea, te oí conversando con mi madre, parecías tan contenta de querer formar una familia...dijiste que te imaginaba con un bebé en tus brazos. —Su mirada se tornaba nebulosa. —Durante tus primeros meses en Northumberland, te observé mientras tejías unos adorables calcetines para bebé. Eran tan d