47| Novios.
Itsac estaba vestido con un saco, sin corbata, con el cabello rubio peinado hacia un lado y una sonrisa brillante, en cuanto vio a Helene, la sonrisa se le borró y la miró de los pies a la cabeza, anonadado.
— Estás… estás hermosa, Helene — ella alisó el vestido, aunque este no tenía ninguna arruga y sonrió.
— Gracias, Arnau me lo regaló — Itsac sonrió.
— Claro, él haciendo de cupido, que raro — le señaló una silla y Helene avanzó hacia él. Cuando se saludaron, el hombre le dio un lento y sonoro beso en la mejilla — de verdad estás hermosa.
— Tú igual, eres todo un adonis — Itsac se rio.
— No tanto como tú cuñado — bromeo — pero lo intento — la ayudó a sentarse en la mesa de metal y Helene logró superar un poco el nerviosismo que le había regresado como para reparar en el lugar.
Era el tercer piso de un edificio, en balcón hermoso lleno de enredaderas y luces de color cálido que le daban un aspecto acogedor. Todo el balcón estaba lleno hecho de un metal forjado a mano con forma