Capítulo XLVI
Maximiliano
Nunca me ha gustado que me manipulen. Scarleth lo sabe. Por eso, cuando Máximo me dijo que estaba en el hospital y que, por mi culpa, el bebé estaba en peligro, no fui. No porque no me importara… sino porque ya conozco sus métodos.
Drama, lágrimas y mentiras… siempre en ese orden.
Aun así, la culpa pesa. Por eso termino frente a la puerta de mi casa, entrada la noche. Mamá abre antes de que abra con mi llave. Tiene los ojos rojos, la voz temblando… demasiado perfecta para ser casualidad.
—Max… —me susurra— ¿Por qué no fuiste al hospital? Scarleth casi pierde al bebé.
No respondo. La observo. Mamá nunca ha sido buena actuando, pero esta vez… esta vez parece creerlo.
—Está arriba —continúa—. La doctora dijo que debe guardar reposo absoluto. Va a quedarse aquí, contigo. Su embarazo está en riesgo.
La mandíbula se me tensa.
—¿Una doctora o una actriz de hospital bien pagada? —respondo frío.
Mamá frunce el ceño, herida.
—¿De verdad crees que inventaríamos algo así