Capítulo XXXV
Máximo
He vuelto, y esta vez obtendré lo que por derecho me corresponde.
La frase retumba en mi mente como un juramento de guerra, afilado y definitivo.
Podría haber triunfado. Tenía ideas brillantes, planes para hacer crecer la empresa, ambición, liderazgo… pero mi padre y mi hermano nunca quisieron arriesgarse. Siempre mediocres. Siempre pensando que la honestidad y el valor del trabajo de las personas bastaban para avanzar.
En este mundo siempre gana quien arriesga, quien tiene poder, quien pisa a los demás. Y yo quiero todo lo que tiene mi hermano. Todo. Incluyendo a Camila. Porque desde que la vi en las fotos que me envió mi mamá me fascinó.
Recuerdo aquel día: mi madre me contó sus planes para destruir el matrimonio y entonces se me ocurrió algo brillante —hacerme pasar por él—. Mi madre organizó todo. Cuando supe que era Scarleth, la mujer con la que tenía que fingir tener sexo me fascinó la idea, y en vez de que fuera actuado, lo hicimos real, puesto que ella y y