Capítulo XCIII
Clarissa
Estoy sentada en la sala, perdida en mis pensamientos. La televisión está encendida, pero no le pongo atención. No puedo dejar de pensar en que hoy me encontré con mi hermano Máximo… y ni siquiera pude reconocerlo al principio.
Tomo mi celular y veo la foto donde estamos juntos. Está más delgado, demacrado… nunca imaginé verlo así: desorientado, perdido.
Pero todo esto es culpa de Greta. Siento cómo aprieto mis puños sobre mi ropa sin darme cuenta.
—¿Cuánto más vamos a sufrir por esa mujer? —susurro para mí misma.
No siento en qué momento Rafa llega a mi lado; solo lo percibo cuando limpia una lágrima traicionera que me escurre por la mejilla. Sus manos cálidas se posan en mi rostro.
—¿Qué pasa, amor? —me pregunta con esa voz suave que me sostiene.
Lo abrazo, escondiendo mi rostro en su pecho.
—¿Hasta cuándo vamos a vivir así? —murmuro, quebrada—. ¿Hasta cuándo se va a acabar esta incertidumbre?
Rafael me abraza con fuerza, como si quisiera sostener todo lo que