Capítulo XCV
Clarissa
Nos quedamos platicando un rato más. Rafael no deja de mirarme con esa calma que me acomoda el alma, esa que solo él sabe darme.
Después de unos minutos, deja los papeles sobre su escritorio y se inclina hacia mí con una sonrisa suave.
—Amor… —dice, como si estuviera pensando algo desde hace rato—. ¿Qué te parece si vamos a almorzar?
Levanto la mirada, sorprendida.
—¿Almorzar?
Asiente, ya levantándose de su silla, acomodándose el saco para salir.
—Sí. A unas cuadras hay un restaurante precioso que acaba de abrir, dicen que la comida es deliciosa… y quiero llevarte. —Su sonrisa se ensancha—. Además, necesito un descanso contigo.
No puedo evitar sonreírle también. Con él, hasta lo más sencillo se siente especial.
—Está bien —respondí, sintiendo cómo se me ilumina un poco el pecho—. Me encantaría.
Rafael rodea el escritorio y me toma de la mano para ayudarme a levantarme, dándome un beso suave en la frente antes de guiarme hacia la puerta.
Salimos de la oficina y ca