👠
La sala de juntas quedó vacía más rápido de lo habitual. Algunos salieron mirando el reloj, otros revisando sus teléfonos. Nadie parecía afectado por lo que acababa de pasar. Céline se mantuvo sentada, sin moverse. La carpeta del proyecto seguía abierta frente a ella, pero ya no estaba revisando cifras ni esquemas. Solo miraba las líneas con la mente en otro sitio, los dedos quietos sobre el borde del papel.
El dispositivo ocular de microimpulsos que Kilian había presentado era un complemento de lujo para su fórmula estrella antienvejecimiento. Estéticamente sofisticado, técnicamente ambicioso. Aplicación térmica inteligente, sensores de adaptación dérmica, resultados visibles en minutos. Y sin embargo, para los miembros del comité, había sido demasiado.
—No es el momento.
—Demasiado caro para producir.
—Esto no es ciencia ficción, Kilian.
Y Céline… no dijo nada.
Cuando él cerró su carpeta y se levantó, la miró. Pero no como antes. No como cuando compartían una visión. La m