—No, nada de lo que pasó es tu culpa —dijo molesto—.
Actuaste lo mejor que pudiste, pero es normal que tu cuerpo en algún momento necesite liberarse.
Creo que la llamada con tu padre liberó todo ese llanto que estabas guardando.
Aurora, no puedes volver a guardarte las emociones de esta manera, solo te estabas haciendo daño a ti. —Me regañó y me enojé.
—Sabes, como dijiste, no es como si hubiera tenido mucho tiempo para procesar todo.
Además, no puedes decir que no he llorado, no pasas todo el tiempo conmigo para saberlo.
—Lo sé. Sé que no eres un robot, pero no te has tomado el tiempo correcto para vivir el duelo.
No es una crítica, para nada, pero es un hecho.
Sé que la has llorado, sé que la extrañas y sé que hay días donde la vida es una m****a y te preguntas cómo continuar.
—Se me llenaron los ojos de lágrimas, no quiero llorar otra vez—.
Sé que aunque pasen los días, hay emociones que nunca te dejan.
—Yo creí que estaba haciendo las cosas bien —reí con ironía.
—No hay bue